LAS CANAS
EL SÍMBOLO DE SABIDURÍA O EXPERIENCIA QUE POCOS QUIEREN
LUCIR
Es muy interesante tanto el origen de las canas como el
esfuerzo desenfrenado, a veces, de atenuarlas.
Las canas aparecen producto de la acumulación de peróxido
de hidrógeno causado por el desgaste de los folículos pilosos, lo que bloquea la
síntesis de la melanina, que es la responsable de dar color al cabello.
Hay personas que en su temprana juventud ya tienen su
cabellera blanca.
Ahora, la pregunta más interesante es ¿Cómo desaparecen?
Y las causas de su desaparición (más bien “atenuamiento”)
son muchas entre las que podemos describir algunas:
Al inicio, en los albores de las canas, la persona se las
arranca de la cabeza sintiendo un leve pinchazo en el cuero cabelludo. Sobre este
tema los ancianos suelen decir que al quitar las canas se produce un efecto inverso
que provoca que aparezcan cada vez más. Esta teoría no deja de ser un argumento
folclórico, aunque no está ajena a algunos crédulos que afirman ciegamente.
Llega un momento en que las canas son más rápidas que las
manos, y a riesgo de quedar calvo se buscan otras alternativas más efectivas
como son las pinturas (o teñidos) para el cabello. Esta alternativa es usada
por casi la mayoría de las mujeres y por algunos hombres que sienten cierto
desagrado peinar cabellos blancos.
Vivimos en un mundo libre (salvo algunos países) en que las
personas deciden como verse y sentirse mejor. Pintarse o no el cabello para
disimular las canas es una decisión que la gente toma y asume con estoicismo. Digo
estoicismo porque será una práctica hasta que el cajón nos invite a entrar. Por
esta razón se suelen ver abuelitos de 85 años con su cabello más negro que sus
nietos, pero con la barba más blanca que la porcelana china.
Sin duda existe un remanente de hombres, especialmente, que
les interesa de sobremanera peinar canas, sobre todo por el atractivo
indiscutible que una buena cabellera y una buena percha provoca en las féminas
jóvenes y, por otro lado, parecerse a algún actor famoso de Hollywood.
Finalmente podemos concluir que a las personas les gusta
tener experiencia, sabiduría y demostrarlo, pero bajo ningún punto de vista,
demostrarlo en la zona superior del cuerpo; la cabeza.
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