miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuestión de Altura

SIEMPRE NOS COMPARAMOS A LOS DEMÁS, LA ALTURA NO DEJA DE SER LA EXCEPCIÓN
Compararnos con los demás siempre ha sido un famoso deporte practicado por las personas.
Existen miles de comparaciones, pero las más  usadas son las físicas. Es así como tenemos la estatura, el exceso de grasa, las orejas, el color de la piel, la cantidad de pelos en el cuerpo, el color de los ojos, etc.
Cada ser humano es distinto, pero tenemos nuestros prototipos a seguir o a alcanzar. Por esa razón muchas mujeres y hombre pasan por el cirujano para respingarse la nariz, hacerse la lipo, de tal manera de alcanzar un nivel deseado de atractivo que le permita ser reconocidos por sus semejantes como tipos lindos.
Sin embargo el tema de la altura es más jodido. Hasta la Biblia dice que no podemos agregarnos estatura. Los métodos clínicos son casi tan terribles como las torturas en la inquisición, y el resultado es apenas aproximado al mínimo.
Por lo tanto, una persona que creció hasta 1,40 se quedará así y tendrá que aprender a ser feliz con ese tamaño.
Ser muy bajo tiene sus desventajas al igual que ser demasiado alto, ya que las cosas, los objetos y las prendas de vestir están hechas a la medida de un “tamaño estándar” de ser humano.
Los niños siempre se comparan con sus amigos y sus padres, y se miden por la puerta de la cocina, hasta que un día tienen la oportunidad de alcanzar, primero a la mamá, y son felices, y después al papá y ahí son lo máximo, aunque en muchas ocasiones los hijos solemos salir más altos que nuestros progenitores.
Las comparaciones siempre estarán a la orden del día, y siempre habrá un chistoso que hará de estas comparaciones una rutina interminable de buenos y malos chistes, pero que sin duda alegrará a este mundo cada vez más superficial.

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