A PESAR DE QUE CADA DÍA APRECEN MUCHAS FORMAS DE ENTRETENCIÓN, EL TEATRO SE NIEGA A MORIR
Resulta nostálgico ir al teatro a ver una buena obra o a escuchar un hermoso concierto. Da la impresión que nos remontamos en el tiempo, y, efectivamente es así, nos vamos varias décadas atrás cuando los teatros eran la principal atracción en cuanto a los espectáculos elegantes y de relevancia (obras, danza, música, ópera, etc.), sobrepasando por muy lejos al circo que era básicamente para los niños. Después cuando aparecen las salas de cine al teatro le llega una competencia más seria.
Sin embargo hoy en día pareciera que estos espacios han sido ocupados para otras actividades o incluso las obras que se estrenan y se desarrollan en estos espacios son cada vez más frívolas y buscan la emoción fácil, el chiste y las mujeres con escasas prendas de vestir.
Lo que aún queda es la famosa arenga “mierda, mierda, mierda” que se solía decir en el teatro en aquellos años cuando no existía el vehículo y se usaban las carrozas, y se medía el rating de los teatros a través de la caca de los caballos que quedaba en la calle después de la obra; Si había mucho excremento significaba que la obra de teatro había sido un éxito y estaba llena la sala. ¿Simpático, verdad?
Hoy en día la tecnología te da muchas opciones y de repente a uno le viene mejor quedarse en casa con un home theater, sonido envolvente, palomitas de maíz y un cómodo sofá.
Es por eso, que cada vez las salas de teatro están desapareciendo o se utilizan para ver películas, graduaciones de egresados, eventos religiosos y reuniones de carácter político y cualquier otra cosa que al dueño del edificio le alcance para pagar las cuentas y mantener con vida el hermoso recuerdo del pasado.
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