AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DEJALA CORRER
Tal cual lo dijera Sara Montiel en aquella añeja canción “agua que no has de beber” resulta paradójicamente contrapuesto en nuestros días en que el vital líquido escasea y dejar correr el agua es un sacrilegio.
Las continuas sequias agotan los suelos y hace que se pierden las cosechas, y los agricultores se encomiendan a todos los santos, de este mundo y del otro para que llueva.
Todo lo anterior es del punto de vista literal de a famosa frase que viene de un antiguo refrán.
Sin embargo tiene su acepción en la interpretación metafórica del asunto. En este caso significa en buen romance que no debemos de involucrarnos ni compartir en comentarios y relaciones que no nos corresponden y que no nos afectan en lo absoluto, ya que si lo hacemos podemos perjudicar a otros y a nosotros mismos. Es por eso que se sugiere no participar de esas cosas en las que no nos afectan. Algo así como meterse en peleas ajenas, como el perro que se mete a una trifulca y como consecuencia termina con un ojo menos y la mitad de una oreja colgando.
Estos refranes siempre son muy sabios y nos ayudan en aquellos aspectos en los cuales cada día nos sentimos seducidos a intervenir, no por ser expertos en el tema, sino por ese afán del ser humano de entrometerse en la vida de los demás sin ser invitado.
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